Nicolás Maruca supo desde joven que su camino era el del arte. No fue fácil, dudó, cambió, pero terminó sabiendo que podía vivir de lo que más ama hacer. Hoy, como Payaso Abelardo o como miembro del grupo The Marielenos, es un representante del arte lomense en el Partido de la Costa y en todo el país.
¿Cómo nace un payaso?
Aunque suene una obviedad, nace de la voluntad de ser payaso. Nadie te obliga a ser payaso, vos decidís vestirte y maquillarte para enfrentar a un público. El payaso es un provocador, provoca risas, emociones, reflexiones y hay infinitas razones que generan en un ser humano la posibilidad o la necesidad de que en él nazca un payaso. Hay infinitas razones como infinitos tipos de payasos. En mi caso, el payaso nace de mi experiencia como artista callejero, primero como malabarista en un semáforo y después investigando técnicas de circo, tomando talleres de clown y comicidad. De repente sin buscarlo, ya era un payaso, tenía nombre y característica propia, y así actúo hace ya doce años.
¿Cómo fue tu encuentro con el arte? ¿Cuándo supiste que te ibas a dedicar a esto?
El primer contacto con el arte lo tuve en un viaje de mochilero por Sudamérica en el año 2001. Primero me hice amigo de una familia de actores de teatro en Guayaquil, de los cuales aprendí el amor al oficio. Meses después, viajando en barco por el Amazonas, conocí un payaso venezolano que me enseñó a hacer malabares. A principios de 2002, de vuelta en Lomas de Zamora, me juntaba con otros malabaristas en la plaza Grigera los domingos, a compartir y aprender más que nada. Desde que aprendí a hacer malabares en el 2001 nunca abandoné, siempre busqué, investigué. En esa época estudiaba Ingeniería Química en la UBA, una carrera muy complicada que me demandaba mucho tiempo. Estudié Ingeniería a la par que iba a hacer malabares a los semáforos de Lomas. El 9 de marzo de 2003 hice mi primera presentación solista en la plaza Grigera de Lomas y a principios de 2004 mi primera temporada de verano en Necochea. En 2005 realicé mi segunda temporada en Necochea y al volver a Lomas me contrataron del Circo Rodas: ya no estudié nunca más Ingeniería y ya sabía que este era mi nuevo camino. Tengo que decir que desde que empecé, varias veces dudé del camino, me replantee mi trabajo, mi elección de vida. Y me acuerdo que mi maestro de Ecuador, Hugo Avilés, me dijo en un correo electrónico que replantear, dudar, es parte del proceso y que lo fortalece. Hoy te digo que tiene razón.
¿Cuál es tu público favorito? ¿Por qué?
El público de la plaza es mi favorito. Me encanta trabajar en carpas de circo y teatros, pero en la plaza se da algo que tiene que ver con algo milenario, de reunión popular, del brujo del pueblo, y cuando se forma la ronda, y la gente se hace una es cuando más disfruto. Ni hablar que en un ruedo bien hecho, la gorra se llena y eso da satisfacción ya que en la plaza la gente “paga la entrada” casi al final del show, y lo hace sinceramente. En la plaza de Necochea llevo 14 temporadas de verano consecutivas, realizando más de 100 funciones por temporada.
¿Qué hace falta para poder vivir del arte?
Creo que hay que considerar primero la posibilidad de vivir del arte, entender que se puede y que para ser profesional hay que intentarlo. Claro que hay artistas maravillosos que desde sus comienzos son geniales y pueden vivir del arte. Pero la gran mayoría de los artistas más geniales que conozco se formaron, fueron creciendo como artistas, fracasaron antes de ser grandes. Entonces sea cual sea el arte al que te dedicas, tenés que ver otros referentes, investigar como gestionan su trabajo, básicamente saber de dónde sale la plata con la que viven, preguntarte si harías exclusivamente esto para vivir. Y después, cuando empezás a ganar plata, a vivir de tu arte y empezás a dedicarte las 24 hs, hasta encontrás cosas que quizás nunca te hubieras imaginado que podías hacer.
¿Tus ídolos o inspiraciones? ¿Crees que siempre se pueden aprender cosas nuevas?
En un primer momento Chaplin se transformó en una inspiración directa del humor. Leí varias de sus biografías, incluso su autobiografía. Me atrapó cómo atravesó una parte importantísima de la historia moderna y del cine. Hoy mi vestuario y maquillaje son una suerte de homenaje a Chaplin. En mis comienzos como artista callejero tuve como inspiración a varios colegas que cuando empecé llenaban los ruedos hace años, Chacovachi, Cirko Marisko, Roque Niklison fueron definitivamente referentes. Creo que se pueden aprender cosas nuevas todo el tiempo, es también una cuestión de voluntad. En un festival de teatro en Eldorado, Misiones, en el año 2006, conocí un actor de unos 65 años aproximadamente que nos hizo emocionar a todos con su actuación, y después hablando con él me contó que había empezado con teatro a los 60 años. Nunca se había animado aunque siempre le gustaba. Un día decidió empezar para no arrepentirse ya a sus 60 años y realmente en 5 años nada más tenía tanto oficio o más que alguien que vive de hacer teatro 20 o 30 años.
¿Cuáles son los próximos pasos de Abelardo?
Abelardo como payaso siempre se presenta en todo tipo de eventos y escenarios, para este año ya tengo bastantes presentaciones programadas. Como artista, tengo un proyecto nuevo que es un espectáculo humorístico y musical homenaje a María Elena Walsh versionando sus clásicos con un power trío de rock. Por otro lado, estoy organizando el 7º Festival Internacional de Circo de calle de Necochea, donde tengo la posibilidad de invitar a otros colegas payasos y artistas de circo.