A pocos minutos del centro de Lomas, en Lavallol, funciona desde el 2007 un Centro de Jubilados con una energía que demuestra que la juventud no tiene que ver con la edad, sino con las ganas.
Presidido por Bernardo Farías, es su hija, Trinidad, quien cuenta cómo nació: “mi padre cumplía años y se reunió a almorzar con compañeros de militancia del gremio Unión Tranviarios Automotor y amigos, algunos jubilados y otros no. Ese día mientras charlaban de las cosas que les sucedían a los jubilados y de lo que les costaba resolverlas de manera individual, decidieron armar el Centro de jubilados Para Seguir Creciendo Celeste y Blanca”.
“Juntaron dinero, los ayudo la UTA, alquilaron un local y vieron su primer sueño hecho realidad. Abrieron las puertas y no las cerraron nunca más, a decir verdad se sumaron tantos socios que tuvieron que alquilar un lugar más grande”, cuenta orgullosa la hija de Bernardo y agrega: “ayudar a otros jubilados en el camino de la vida fue uno de los principales objetivos”.
Hoy son alrededor de 120 socios que se reúnen a jugar a las cartas, a la lotería, al pool, organizan una vez al mes una peña y festejan los cumpleaños el primer viernes de cada mes al atardecer. Es un grupo muy alegre y fundamentalmente de amigos.
El centro de jubilados cuenta con una enfermería, un masajista, una podóloga, una cama muy moderna de masajes, y se dictan clases de folclore.
Además, juntan ropa, calzados, libros, juguetes, útiles escolares, televisores, etc. Y una vez al año o cada dos años llevan todo lo que juntaron a algún pueblito de alguna provincia, con el que hacen contacto a través de la escuela del lugar. Trinidad es contundente y asegura: “esta tarea social es un ejemplo para los más jóvenes”.