La Intendenta Marina Lesci entregó un reconocimiento a la Relojería Ángel de Llavallol, la segunda que existe en la localidad.
Nicolás Angelillo tiene 91 años y junto a su hijo y su nieto son quienes llevan adelante la relojería, ubicada en Doyhenard 462.
Nicolás, quien se mudó a Llavallol cuando tenía 15 años, nos cuenta que «soy uno de los antiguos pobladores de la localidad; cuando llegué, todo esto estaba lleno de fábricas y vi cómo creció este lugar. De hecho, recuerdo con mucho cariño, en los años ’60, haber integrado la comisión directiva de la “salita de primeros auxilios” y trabajar para la fundación de un Hospital en la zona; hoy es una realidad».
La historia cuenta que el abuelo de Nicolás, don Antonio Carricondo, se dedicaba a vender joyas de forma ambulante y en 1948 decidió abrir un local en la calle Charlone para establecerse al público; Nicolás, con 18 años decidió acompañarlo en su intención de vender y reparar relojes.
«A los dos años falleció mi abuelo y yo me puse al frente del establecimiento, aprendiendo todo sobre el oficio de los relojes; en1972 se sumó mi hijo Claudio al gremio (en ese entonces tenía apenas 12 años), mientras que en 1973 nos instalamos en el lugar que estamos ahora”, agrega Nicolás.
Aquello, que comenzó con el abuelo de Nicolás, hoy ya tiene a la cuarta generación trabajando en el lugar, manteniendo encendida la llama de una profesión.
Lucas, nieto de Nicolás, se sumó a la aventura el año pasado, por lo que Nicolás, orgulloso, indicó que «ya somos cuatro generaciones cambiando pilas en el acto y arreglando relojes de todo tipo, somos como artesanos y quedamos muy pocos en un rubro que se fue perdiendo con el paso del tiempo».
La Intendenta Marina Lesci, el delegado de Llavallol Sur Alberto Belmonte y autoridades municipales visitaron la relojería y entregaron la placa de reconocimiento por una vida dedicada a la profesión.
«Fue muy agradable la visita, conversamos y me felicitaron por estar tantos años como comerciante en Llavallol», concluyó Nicolás.