120 años de la llegada de las Hermanas Azules a Lomas de Zamora

Un legado que comenzó en Francia

El 15 de enero de 1905, tres jóvenes religiosas de la Congregación de la Inmaculada Concepción de Castres, conocidas como Hermanas Azules, llegaron a Lomas de Zamora para iniciar una labor educativa y social que no solo transformaría esta región, sino que se expandiría por todo el país.

El viaje y el comienzo de la misión

Ese sábado histórico, las hermanas Léocadie (29 años), Francine (22 años) y Casimir (27 años) arribaron a Buenos Aires antes de emprender el último tramo de su viaje hacia Lomas de Zamora. Ellas mismas describieron ese día en sus escritos:
“Tomamos el tren para Lomas. Nos recibieron en la estación dos señoras de la comisión y esa misma tarde nos instalamos en la casa alquilada en la calle Laprida 356. Solo una de nosotras conocía algo de español, pero apenas para entenderlo. Sin embargo, había que abrir un colegio con 15 alumnas y enseñar castellano.”

Así, con valentía y compromiso, iniciaron la misión que dio origen a la Familia Azul en Argentina.

El crecimiento de la comunidad

El impacto de estas primeras hermanas fue inmediato. En 1907, se recibió la primera postulante argentina, y dos años después, celebraron con alegría la primera toma de hábito. Este fue el inicio de una sólida expansión que incluye:

  • El Colegio Inmaculada Concepción, fundado por estas hermanas y que sigue funcionando en Boedo 265, Lomas de Zamora, promoviendo valores como la solidaridad, el crecimiento personal y la espiritualidad.
  • El Convento de las Hermanas Azules, ubicado en Bolívar al 800, donde actualmente reside parte de la congregación.
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Más allá de Lomas: una obra nacional

El legado de las Hermanas Azules trascendió las fronteras de Lomas de Zamora. Fundaron colegios, hogares para niñas y ancianos, y hospitales en lugares como Azul, Juárez, Ciudadela, y provincias como Santiago del Estero y Entre Ríos, siempre atendiendo al llamado de quienes más lo necesitan.

La inspiración de la Madre Fundadora

El espíritu que guía a las Hermanas Azules proviene de su fundadora, Emilie de Villeneuve, quien en 1836 estableció la congregación en Castres, al sur de Francia. Su lema, “Irán allí donde las llame la voz del pobre”, continúa marcando el camino de estas mujeres dedicadas a la vida en común, la espiritualidad y la misión.

Un compromiso único

Además de los tradicionales votos de pobreza, castidad y obediencia, las Hermanas Azules hacen un cuarto voto: dedicarse plenamente a las causas de las personas más necesitadas. Este compromiso ha sido la base de su trabajo durante 120 años, un legado que sigue vigente y transformando vidas en todo el país.

By Laura

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